La Sra. Presidenta parece contenta. No amigos, no está contenta porque haya conseguido consensuar con su partido el candidato a la Alcaldía de León que mejor se amolde a sus necesidades de control y a sus deseos de no tener demasiadas sombras tapando su figura. No; está contenta porque, según publica hoy mismo la prensa local, se ha reunido con el Sr Hidalgo –que no, que no soy yo, es un conocido empresario turístico que controla el Grupo Globalia y, a través de él, la compañía aérea Air Europa- y le ha visto « muy abierto a hacer cosas desde León».
Esa apertura se produce en el ámbito de unas negociaciones y contactos que parecen estar muy avanzados con varios operadores con el fin de “tratar de canalizar con más rutas y compañías la potencialidad del aeropuerto leonés”. La presidenta anunciante dice que, aunque las cosas vayan despacio, espera que cuando se confirme lo sea con voluntad de permanencia. Parece además que fuentes del consorcio provincial del aeropuerto –no la presidenta, es verdad, si no otras fuentes que no parece que hayan sido desautorizadas por aquella- confirman que el modelo que podría seguirse sería el que se desarrolla en Burgos, donde el organismo promotor del aeropuerto se hace cargo de los billetes que no se venden en cada vuelo.
Me froté bien los ojos y volvía leer la noticia entera. Parece que nuestros políticos no aprenden de las anteriores barbaridades y compiten por llegar a acuerdos con operadores para que vuelen desde León, cueste lo que cueste, aún pagando de nuestros impuestos los billetes que no se vendan. Algunos dicen que es una buena idea; que a León le queda el turismo rural y el de congresos y que el aeropuerto es trascendental para que esos sectores se desarrollen. La mayoría, como un internauta que colgó su comentario en el diario digital en que leí la noticia, pensamos, sin embargo, que eso es como si alguien montara un gran restaurante en el que pusiera mesas para trescientos comensales y pretendiera que le subvencionaran diariamente las comidas no servidas. Me parece para echarse a llorar, y absolutamente intolerable. Este avión no quiero cogerlo. Es pan para hoy y hambre para mañana. Esta provincia está harta de excesos o dispendios innecesarios. Solo necesita comer regularmente y de forma equilibrada.
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