miércoles, 16 de febrero de 2011

Que nos sea leve

“Deseos para una año de crisis” y “Crisis vieja y año nuevo”, así titulé los dos primeros artículos que escribí en 2.009 y 2.010 y que repaso ahora. Resulta desalentador el  escaso resultado que han obtenido las  peticiones, quejas o deseos que en ellos formulaba. Por eso, emulando a mi admirado Araujo, he pensado en titular este artículo, el primero de 2.011: “Que nos sea leve”.
Que nos sea leve, sí amigos, porque, a la vista de la que sigue cayendo en esta España nuestra y en todo el mundo, desde Argelia o Túnez a Afganistán,  desear que el año sea leve es casi lo más positivo que se puede desear  sin dejar de ser realista ahora que ya parece absolutamente extendida esta  especia de epidemia mundial de odio y egoísmo.
Espero por eso que, al menos levemente, la paz vaya ganando espacio a la guerra. Que en España los hiposputa permanezcan callados y no vuelvan a cometer ni un solo atentado más. Que el paro, para todos los que lo padecéis, os sea leve, en duración y en incidencia. Que la crisis que nos toca a todos lo haga levemente, sin ahogarnos, porque si no lo hace terminará fortaleciéndonos;  que después del  leve fracaso de las conferencias contra el cambio climático de Copenhague y México 2010, todos los gobiernos cumplan la hoja de ruta aprobada en Cancún, y lleguemos a la Cumbre de Durban en condiciones de salvar aún el planeta y de que esa conferencia sea un éxito, aunque sea leve;  tan leve como  el deterioro de los servicios públicos como consecuencia de las medidas de ajuste que se han acordado y las que nos vengan encima: Los gobiernos van a recortar de todos los sitios, así que sólo cabe esperar que el deterioro en los servicios públicos sea leve. Y finalmente, por resumir  y reunificar todos mis deseos, espero que nuestra solidaridad y capacidad de adaptación nos guíe a la salida de este especie de encrucijada diabólica en la que parece que todas las conquistas sociales vayan a ser efímeras y deban convertirse en el trofeo a entregar a los especuladores financieros.
En fin,  amigos: mantengámonos levemente inasequibles al desaliento. Vivamos con alegría e intensidad cada uno de los momentos que nos quedan por vivir y que el  año nuevo  nos sea a todos leve para que dentro de un año el horizonte  mundial que veamos a través de  nuestros periódicos sea más esperanzador que lo es el que vemos actualmente.

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