Es año nuevo. El año 2.009, el de la crisis sin precedentes que no cesa, se nos ha ido. Comienza el año 2.0010, que, después de la noche vieja, prácticamente estreno con este pequeño artículo que quiero llenar de buenos deseos para toda la buena gente que lo lea. Repaso los deseos que formulé hoy hace un año. Es desalentador. Prácticamente todo lo que pedí podría mantenerse.
Sé que la lectura de la prensa de mañana no resultará tampoco muy estimulante, porque dará fe de los muchos y graves daños que nos aquejan; del lamento de la tierra por nuestra falta de acuerdo para construir un mundo realmente sostenible; de la continuación de la crisis, cual pesada losa en la cabeza de los más pobres, por mucho que la ministra económica de nuestro gobierno pretenda animar el ambiente diciendo que “lo peor ha pasado”; del primer atentado suicida del año, que se ha cobrado decenas de muertos en Pakistán, tumor de terror y guerra de un mundo enfermo de odio y egoísmo; de la situación de ruina total de tu ayuntamiento; de los capitidisminuídos presupuestos con los que va a contar la Diputación para el próximo ejercicio; o del aparente declive de nuestra hermosa tierra leonesa, maltratada hasta la extenuación con incompetencia y obstinación.
Sé todo eso. Pero hoy me he obligado al optimismo. Quiero, con la buena gente que se moleste en leer esta columna en el primer periódico del año, ver la botella medio llena; y que nos animemos juntos a plantar cara al nuevo año con alegría, optimismo y compromiso.
Por todo eso, deseo que, a pesar del fracaso de Copenhague, los responsables del gobierno mundial tomen alguna medida que reoriente la nave hacia un mundo sostenible. Deseo que la Paz, con mayúsculas, le gane la batalla a la Guerra y la violencia, en un mundo más justo y solidario. Deseo que la crisis económica deje paso al empleo en una nueva economía no especulativa, centrada en la innovación, la excelencia, la atención a las necesidades de las personas, y el respeto del medioambiente. Deseo que León se oriente con un nuevo movimiento alternativo, de unidad cívica y social, que le aleje del sueño de ineficacia y chapuza al que algunos parecen haberle condenado, y que conduzca a la Provincia, a sus servicios y ciudadanos a un nuevo periodo de prosperidad económica y social. Que así sea, amigos. Y seguid disfrutando vuestra vida intensamente.
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