miércoles, 16 de febrero de 2011

Feliz Navidad

Inspirado por mi amigo Toni y sus vespertinos “asuntos propios”, pienso en la aburrida crisis, con sus cansinos e incomprensibles índices y otros brotes verdes con los que nos ayudan a  olvidarnos de que hayamos “firmado el finiquito después de habernos roto las manos abriéndonos el camino”. Veo- con muchísima alegría, a pesar del catastrofismo de los de siempre- la foto de Haidar regresando al Sáhara; o la de Berlusconi saliendo de la clínica tras la pedrada. Oigo los bochornosos ecos de las descontroladas basuras provinciales; o de los centros de tratamiento  llenos por incompetencia. Confirmo los peores temores para nuestra montaña, en peligro de extinción definitiva con la tensionante e inaceptable línea que quieren endilgarnos a cambio de nada. Me ruborizo con el patinaje tranviario del alcalde de la capi; o con el despilfarro de  dinero en obras, cánones o zarandajas innecesarias o impertinentes. Me indigno con la habitual y opaca venta de servicios públicos,  o con la cotidiana desidia que nos rodea. Escucho a  nuestros grandes próceres, en la Cumbre de la C – C de Clima o de Catástrofe, según se mire-. Llenan sus bocas de grandes palabras con las que esconden sus incompetencias  y contradicciones. A pié de calle siento crispación y desánimo. Quizás porque, entre la nieve, con las cosas que por ella se oyen o se ven, a mí,  como a Toni, me espanta ver tanto caos, pero también tanto egocentrismo inútil que nos impide “gozar los días blancos”.
En fin que no sé qué deciros. Con tantos temas, resulta  difícil elegir qué o a quien criticar, qué o de quien hablar. Con tantos temas, se me hace duro reconocer  que esta semana la frase que me ha parecido más acertada la ha pronunciado Hugo Chávez: “Si el clima fuera un banco ya lo habrían salvado”.
Por todo eso pienso- y siento- que, más que tener una opinión para cada cosa, hay que mantener una actitud para todo. Amigos y amigas: No lo dudéis, el silencio es dinamita. Vuestra obligación- la nuestra-  es hacer el suficiente ruido para que no tengan más remedio que escucharnos.
Así que el próximo año seguiremos hablando, escribiendo y resistiendo. Porque no estamos ciegos, sordos ni mudos; y porque, aunque no somos invencibles, estamos en la Tierra, en León y en España, y eso, no lo dudéis,  es casi lo mismo. Feliz Navidad.

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