miércoles, 16 de febrero de 2011

No todo es culpa de la crisis

Como algunos medios supuestamente “liberales” titulan, Europa vive en “pleno baño de realidad”. El déficit público y privado es insostenible. Se cae nuestro sistema de pensiones. Los Estados abordan reformas profundas del mercado laboral, de las políticas activas de empleo o de sus sistemas de gestión del territorio con fusiones municipales para buscar ahorro y eficiencia. La Crisis, entelequia impersonal donde las haya, dicta y exige…Aunque no explica. Exige más eficiencia en el gasto, exige replanteamientos globales de muchos de nuestros paradigmas  y también de los sistemas de protección. Pero esa exigencia debería acompañarse de explicaciones creíbles sobre las causas y los responsables. Sobre el funcionamiento de un sistema financiero global, voraz y sustancialmente injusto que se ha llevado buena parte del pastel y ahora demanda que todos paguemos la factura. Pero también, por supuesto, sobre la responsabilidad de cada gestor en la generación de este enorme agujero. Por hablar del ámbito local, en el que está abierto el debate para fusionar municipios, no deberíamos admitir que el galopante déficit de nuestros Ayuntamientos o su histórica insuficiencia de recursos oculte la responsabilidad de cada Alcalde en su propio ámbito. Muchos de ellos, la mayoría, atienden con rigor sus obligaciones y servicios mínimos y las ingentes demandas de prestación de servicios por parte de sus ciudadanos, generando un déficit razonable y únicamente imputable a las deficiencias del sistema de financiación de las Haciendas Locales. Pero, corruptelas aparte, hay casos distintos: Como esos Alcaldes que venden servicios públicos, mantienen un festivo régimen de gastos suntuarios en gabinetes, oficinas asesoras, marketing y otras zarandajas, mientras dejan sin pagar los servicios esenciales acumulando deudas que hipotecarán de forma insostenible el presupuesto municipal presente y futuro; o como el caso de  Madrid, cuya deuda está en cifras récord, alcanzando el  25% de la deuda financiera total de los ayuntamientos españoles- aproximadamente 7.500 millones de euros él solito- 10 veces más que Barcelona.
Hay diferencias. Si no las distinguimos sólo nos quedará reclamar a la Crisis o, lo que es lo mismo, al maestro armero, con lo que los responsables de este desaguisado se irán de rositas, como siempre, que es lo que quieren.

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