miércoles, 16 de febrero de 2011

Gestores del despilfarro


“León deberá pagar 120.000 Euros a ocho trabajadores a los que amortizó la plaza”. Prensa de hoy. Titular. Primera página,  e interior a cinco columnas. Normal. El concejal aclara que “ha sido por defectos de forma, no de fondo”. Eso podría tranquilizarnos, la verdad es que yo no me  quedo nada tranquilo. Después nos enteramos que, por lo que sea, vaya usted a saber, las personas injusta e ilegalmente impedidas de ejercer su derecho constitucional al trabajo, tienen derecho a que se les paguen todos los salarios desde el día del despido, aunque no hayan ido a trabajar. Los afectados hablan de persecución política, en los pasillos de la casa de poridad se dice –fuentes siempre anónimas-  que otros adeptos al régimen les han sustituido. Según el concejal, no pasa nada. “Si se les hubiera reintegrado mientras se dictaba la sentencia el problema habría sido mayor, porque  … habría que haber acometido un reparto de la carga de trabajo”. Grave problema no me parece, la verdad. Algo podrían hacer. Nada más hay que ver los jardines municipales para ver lo que hubieran podido hacer. En fin, una traca. Una gestión  auténticamente Kafquiana, que va a costar a todos los leoneses un porrón de millones, sin causa de interés público que lo justifique, y lo peor del caso, sin que nadie asuma ningún tipo de responsabilidad.
La situación del Ayuntamiento de León es alarmante. Unos han dilapidado los recursos y gestionado los erarios a beneficio de inventario. Los otros, que dicen querer arreglarlo, montan operaciones como la  que estamos hoy comentando. Y en el medio, los trabajadores municipales y la ciudadanía asistimos, impávidos al bochornoso espectáculo de sus supuestas peleas, sin soluciones creíbles en una situación de crisis como la actual en la que los ingresos municipales van a la baja y ya casi no alcanzan a cubrir las cargas del gasto de personal y funcionamiento corriente.
 Como nadie hace nada, y no hay dimisiones ni responsabilidades,  propongo que a los responsables del desaguisado del área de personal municipal se les conceda el título de “Gran gestor del despilfarro”, con derecho a ser corridos –simbólicamente, claro- a gorrazos por los pasillos de la séptima planta de la casa consistorial. Sin defecto de forma, y con consignación presupuestaria, por supuesto.

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