miércoles, 16 de febrero de 2011

Deseos para un año en crisis


Año nuevo. Los Reyes Magos. Tiempo de deseos y proposiciones. Me acuesto en nochevieja con una buena lista de ruegos al nuevo año en crisis. Poco voy a hablar aquí de los personales, por discreción y porque realmente son escasos, consciente, como soy,  de que podré capear lo que el universo provea viviendo intensamente y con humildad cada segundo que me sea regalado. Más importan para esta columna mis peticiones en el ámbito social o colectivo que estimo coincidentes con las de la mayoría en su simplicidad: Paz con mayúsculas,  solidaridad y cooperación en lo internacional; más atención al hambre, a la miseria y la desigualdad y menos a las cuestiones geoestratégicas. Económicamente que el temporal en el que estamos inmersos vaya aclarándose; que mientras dure no falten recursos para atender a los damnificados, todos, sí, y más dañados cuanto más humildes;  que no se derrochen los recursos disponibles en ayudar a los que más culpa tienen de la tormenta; que todos aprendamos y cambiemos para que el temporal amaine pronto y para que las turbulencias abran el camino a un sistema más justo y sostenible. Para España, sobre todo, paz: que los “hijosputa” de siempre nos dejen en paz de una vez; en el día a día, que los servicios públicos funcionen mejor; que nuestros políticos se pongan de acuerdo, al menos,  para eso; que nos dejen  a todos participar en esa gestión, con ideas y críticas, y orientando su funcionamiento a la excelencia;  y que se acabe la utilización partidista de las instituciones por los cuatro listos que las usan como si fueran sus casas, cerrándolas a la participación ciudadana responsable y exigente. Sé que la lectura de la prensa de los primeros días del año no es muy alentadora: Israel contra  Palestina, como siempre, un genocidio consentido y vergonzante; Irak y Somalia que no cesan; las desalentadoras cifras del paro; el atentado de ETA para despedir el año; la enésima disputa inútil entre la junta y el gobierno de España, o entre PP y PSOE, que tanto monta;  o mi hiperocupado alcalde felicitando el año nuevo en la televisión; anunciándose, como siempre, no informando; y haciéndolo con  cargo a los impuestos que nos cobra a todos. Pero no me desaliento, mantengo mis peticiones y así, al menos, tengo hecha esta columna. Y ayudará. Eso espero.

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