miércoles, 16 de febrero de 2011

León sí.


León sí, amigos. León sí puede aún conservar su principal valor: El de su tierra, el de sus paisajes y ecosistemas, el de su aire, sus árboles centenarios y sus aguas limpias y cristalinas. León sí puede tener un futuro para su montaña. El que hoy sólo puede garantizarse con su conservación, porque el futuro de La Tierra, con mayúsculas, será de amor y respeto exquisito  por todo lo que en ella hay, o no será. Y lo  que hay en esta tierra leonesa, en sus valles y montañas, en sus bosques y cascadas,  es de mucho valor. Por eso, si se preserva cuando aún tenemos tiempo, estaremos garantizando su futuro, que es el nuestro. Y yo digo León sí, porque el documento que ayer se suscribió por todos los Partidos Políticos leoneses -puestos en el brete por esa panda, hoy enorme, de locas y locos que constituyó la Plataforma contra la línea Sama-Velilla- supone la esperanza de que ese futuro es posible.
El documento se hizo público, con luz y taquígrafos, ante todos los medios de comunicación, y con las correspondientes fotos -que ya nadie podrá borrar- por todos los partidos políticos leoneses. Lo que en esa foto se dijo es lo que se ha venido exigiendo por la gente humilde, por eminentes catedráticos y expertos, por intelectuales, artistas, y por los paisanos y paisanas que han vivido en esas tierras y las han cuidado durante generaciones: No queremos que esa aberración destroce nuestra tierra.
Somos humildes, no sabemos de  técnicas ni de kilowatios, no nos importan los cálculos macroeconómicos o electro manipulados, ni necesitamos esperar que los estudios de impacto medioambiental nos digan lo que ya sabemos. Esa línea destruiría la montaña;  y con ella  todos los tesoros que nos guarda. Por eso, sin meternos en casa de nadie, ni valorar la conveniencia o no para la economía mundial, nacional o regional de que se produzca energía en Asturias para llevarla a Honolulú, o donde sea que quieran llevarla, hemos dicho rotunda y sencillamente que ese atentado no puede hacerse en León. Y lo hemos dicho, juntos y unánimemente. Todo lo demás no importa. El compromiso está firmado y es público ¡Y ay de aquel que no lo cumpla¡
Por eso, ayer,  en plena crisis, y a pesar de estar lleno de motivos para el desánimo o la desesperanza,  pensé que  León sí tiene aún futuro. Es nuestro.

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