miércoles, 16 de febrero de 2011

La Junta y el Transporte

Con las novedades d el culebrón del “tranvía gutiérrez” la tentación era muy fuerte.  Pero todo está aún demasiado embrollado. La ventaja de escribir sólo cada dos semanas es que te puedes permitir dejar que los temas reposen. Lo mismo me pasa con el asunto de la minería: con los mineros movilizados, los empresarios alentándoles y presionando al gobierno;  y éste y todos los políticos enrredando, circulan por mi mesa demasiados datos confusos que espero aclarar antes de comentaros mis impresiones.
Elevo la mirada y hay un tema recurrente que aparece y desaparece; está ciertamente realcionado con el tranvía, tan de moda, y también con la permanente  guerra  entre PP y PSOE para darse constante y mutuamente pataditas traseras que al final recibimos todos los ciudadanos. Me refiero al consorcio metropolitano de transporte. ¿Alguien ha sabido o conocido sobre este asunto  algo más que anuncios de pronta solución desde hace cuatro años? Ciertamente, yo no.
Con tranvía o sin él, el transporte público de esta ciudad y de su área metropolitana es infumable y carece de cualquier sentido de globalidad o utilidad al servicio de  las auténticas necesidades de movilidad entre todas las personas que viven en los municipios que la integran – León, San Andrés, Villaquilambre, Santovenia de la Valdoncina, Valverde de la Virgen, Sariegos, Onzonilla, Chozas, Valdefresno,…- . Esa falta de sentido se apreciará rápida y sencillamente si se pregunta a los estudiantes, a las amas de casa, a las personas que trabajan en los polígonos industriales o a las jubiladas que viven en los municipios del alfoz.  Si se les pregunta y se escuchan sus necesidades y su nivel de satisfacción.
Pues bién, con tranvía o sin él, la principal responsabilidad, por competencias y por recursos, en la satisfacción de esa necesidad la tiene la Junta de Castilla y León. Algunos municipios están ya asumiendo demasiado. Son  la Junta de Castilla y León y sus responsables, con el Delegado Eduardo y el Consejero Silván a la Cabeza, los que están obligados a poner encima de la mesa soluciones imaginativas, económicas y globales a una necesidad que supera ampliamente el ámbito municipal; a fijar las condiciones, las obligaciones de las empresas o la forma en que deben verse afectadas las concesiones antidiluvianas preexistentes.  Propongo que, cuando terminen las celebraciones por la anunciada muerte del tranvía, se pongan a ello.

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