miércoles, 16 de febrero de 2011

Democracia, ¿qué democracia?


Podemos coincidir en que un sistema político es  democrático cuando el  Gobierno está en manos del pueblo. Las constituciones, entre ellas la española, suelen utilizar el término de soberanía. Cuando son democráticas establecen que esa soberanía reside en el pueblo. En la práctica,  el ejercicio de esa soberanía  es un ejercicio electoral y de control. El régimen será democrático si el pueblo elige a sus gobernantes, y si se reserva un cierto control sobre las decisiones de estos.
Nos dicen que Europa es la cuna de la democracia, y que, con sus imperfecciones, los regímenes políticos de nuestros países son los más democráticos, porque son en los que el ciudadano participa más. En los que tiene más capacidad de decisión sobre quienes le gobiernan  y más control sobre los mismos.
Me desayuno con las noticias de los nombramientos del Presidente de la Comisión Europea y del Alto representante en el exterior. Entendámonos: El presidente y el Ministro de exteriores. La elección se ha parecido más a un cónclave vaticano que a un proceso democrático. Negociaciones opacas, presiones y juegos de intereses para decidir quién será la voz de Europa en los próximos años.
En las páginas siguientes el periódico informa de las reflexiones del Presidente del Banco Central Europeo sobre la evolución del tipo de interés en la zona Euro.  Pienso que este presidente, al que ni siquiera reconocería, es alguien con enorme poder sobre nuestras vidas en cuya elección no hemos participado
En páginas centrales se informa de que la oposición y el  gobierno se enzarzan en un debate estéril –otro más- sobre la actuación del estado español con motivo del secuestro del Alacrana por un grupo de piratas somalíes. La impresión que me queda es que La Verdad, en éste y  en tantos otros casos, es un secreto de Estado que ellos manipulan, y nosotros nunca conoceremos.
Al final, en un breve de las noticias locales, nos enteramos de otro municipio que va a privatizar el agua –que será el oro del futuro, no lo dudéis- en una operación de más de noventa millones de euros. La decisión se ha cerrado en los despachos, la oposición no ha visto la documentación, y el expediente no será expuesto al público.
No hace falta. Estamos en democracia, y eso es innecesario.
Cierro el periódico y me pregunto: ¿Qué democracia?

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