Corren tiempos de crisis. Tiempo de miedo. Miedo frío y oscuro, denso y contaminado, de noche fría de invierno en la que se mueven a sus anchas despiadadas alimañas, que impregnan el ambiente con sus embustes y sus trampas. Venden empleo en tiempo de crisis. Asustan con el paro y la despoblación. Prudencia, amigos. Necesitamos prudencia, no miedo, porque con nuestro miedo quieren seguir jugando, para engañarnos otra vez, una más. Hace falta prudencia para valorar, por ejemplo, los proyectos de Incineración previstos en León. Para hacerlo con la mesura del respeto que merecen La vega de Cuadros, La venta de la Tuerta, los Montes de Matueca de Torío o de Riosequino, “La hoya del Bierzo” y tantos otros sitios, a los que debemos querer, respetar y agradecer su existencia. Lugares que yo mismo y muchas más personas y seres vivos siguen disfrutando cada día. Lugares donde habitan las hayas y los robles, las setas y los manantiales, los corzos y las águilas, y a los que debemos prudencia.
Prudencia con la incineración que es la principal fuente de dioxinas y furanos, los tóxicos químicos más peligrosos que se conocen, y las evidencias científicas señalan las dificultades para controlar las emisiones que se producen con la coincineración de residuos. Los furanos llegan a nosotros a través de los alimentos, y son bio-acumulativos: el único valor seguro es "0”. Por tanto afectarían seriamente a la producción agroalimentaria de las zonas, y a sus denominaciones de origen que generan empleo sostenible. Prudencia con el empleo. También lo crea el reciclaje, sin recurrir a la incineración y sin añadir riesgos para la salud. El mismo empleo generan las empresas de turismo de la zona, cuya imagen también se verá afectada. Sin miedo, porque si los cuatro proyectos de coincineración previstos para nuestra provincia salen adelante, aquí se quemarán más de la mitad de los neumáticos fuera de uso producidos en todo el país. Los responsables políticos no pueden permitirse ignorar las consecuencias que esto tendrá para la salud de los leoneses, para la industria agroalimentaria y la turística, deben seguir la senda de la prudencia de las organizaciones que se están enfrentando a estos proyectos convirtiéndose en el principal escudo frente al miedo que prometen los que se aprovechan.
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